En el marco del Día Mundial del Ambiente, 5 de junio, es fundamental cuestionar la creencia que hemos desarrollado como individuos en torno al cambio climático. Desde niños, y sobre todo las generaciones más jóvenes, hemos escuchado hasta convencernos sobre la responsabilidad que tenemos para aportar con nuestra cuota de ahorro de recursos para cuidar del planeta.

Con ayuda de los medios de comunicación y la industria de la publicidad, los grandes emisores de emisiones de gases de efecto invernadero, han posicionado al cambio climático como una responsabilidad individual. Pero, ¿Cómo podríamos arreglar nosotros el clima? ¿Todos somos responsables del cambio climático?

En SICMA quieren aprovechar esta conmemoración tan importante para la humanidad para desmitificar algunas creencias absurdas que se han socializado como soluciones a corto plazo para cuidar del medio ambiente.

Ir al trabajo en bici, reemplazar las cocinas a gas por eléctricas, dejar de comer carne y apagar la luz son soluciones simplistas que evaden el análisis de la realidad sistémica de las emisiones globales. Y nos preguntamos ¿Podemos detener el cambio climático individualmente? la respuesta es NO. El ángulo de la responsabilidad personal se ha sobreexplotado.

Desde 1970 se habla sobre la emisión de gases de efecto invernadero, pero en lugar de reducirlos, solo aumentamos. El debate público a veces se centra en puntos como las centrales de carbón, las emisiones de los sistemas de transporte o las flatulencias de las vacas (carne).

Debemos incorporar a nuestro análisis otras fuentes de contaminación importantes, menos cliché y necesarios de ser razonados correctamente. Las emisiones por filtraciones de los vertederos de basura son tan importantes como las de todos los aviones. El co2 que se genera en los hogares es más alto que el de todos los autos combinados.

En lugar de resolver los problemas es más fácil hacer que la responsabilidad pase de los grandes de los emisores de carbono a nosotros los simples ciudadanos.

La humanidad no está preparada para el día 0 de no retorno y aunque el panorama es desalentador aún nos queda la esperanza de contar con días como hoy para reflexionar sobre las posibles soluciones técnicas y responsables para enfrentar el cambio climático.

Datos siniestros:

● En el gran experimento social que vivimos, la pandemia, que nos obligó a quedarnos en casa, no transportarnos y consumir menos, evidenció que en 2020 tan solo se consiguió reducir temporalmente un 7% las emisiones de co2, en comparación con 2019. Lo que resalta la necesidad de cambios estructurales más profundos en nuestra forma de producir. Fuente: World Meteorological Organization (WMO)

● El concepto de “huella de carbono personal” fue popularizado por la campaña de BP (British Petroleum) en el año 2005. BP lanzó una calculadora de huella de carbono en su sitio web como parte de una estrategia de marketing para enfocar la responsabilidad del cambio climático en los individuos, en lugar de en las grandes corporaciones. (La Vanguardia, diario español)

● Si una persona de 70 años eliminará el 100% de sus emisiones personales emitidas durante toda su vida, solo conseguiría evitar el equivalente a 1 segundo de emisiones del sector energético global. Fuente: International Energy Agency (IEA)

Ahora, qué podemos hacer verdaderamente?

● Dejar de perder el tiempo en prohibir cosas como las fajitas de plásticos y tecnificar grandes restos alineados a una gestión ambiental eficiente.

● Nada impide que la necesidad de lucro de la industria pueda cumplir también con la necesidad de reducir las emisiones lo más posible.

● Educarnos como consumidores más informados para exigir productos y servicios con certificaciones ambientales como la ISO 14064 en carbono neutralidad.

● Debemos influir a quienes llevan las riendas del poder económico y político.

● Debemos hacerles sentir a los políticos que el cambio climático nos importa, que su éxito va a depender de cómo abordan este reto de supervivencia.

● Participar activamente en la política, no sólo como votantes, sino también como gestores de cambio.